El pasillo largo y blanco de la casa automáticamente me traía sensaciones frías y típicas de un escenario hospitalario.
Un banquito al lado de tu cama. Para el doctor. Que te vuelve a sugerir una internación.
Tomes lo que tomes, no te mejoras.
No pasa nada, después de todo, las pastillas no son tan mágicas.
No te gustan los hospitales ni la tecnología de la medicina, pero aceptá que la necesitas.
Siento que estas más seguro si estás ahí. Pero igualmente no puedo dormir.
Miedo a la recorrida del bisturí, de la inyección, de lo que sea que sean ese enredo de cables, órganos, sangre y vida. Miedo a que se equivoquen de ruta, y que te pase lo peor.
no quiero pensar más.
Duele mi mente de calcular lo que podría llegar a pasar.
De cómo quedarían las cosas si te vas.
Duele mi corazón por todo lo que no hice y no dije. Duele mi corazón y no es por amor o si. Pero es un amor verdadero, no un tonto y pasajero enamoramiento. Duele mi corazón del simple dolor. Sufrir. Temer. Esperar. Llorar. Recordar. Pensar.
NO TE VAYAS.

0 Responses on " "

Publicar un comentario